jueves, 30 de octubre de 2008

La crisis del neoliberalismo en México

Domingo Rodríguez Hilario/Integrante de la Fuerza Popular Javier Acuña

Desde la década de los años setenta, en pleno auge de la crisis económica nacional, en nuestro país se comenzó a difundir la necesidad de un cambio de estrategia en el modelo económico y social. En esas condiciones se dio un amplio debate sobre cuál era la mejor forma de obtener el tan anhelado desarrollo económico, sin embargo, los gobiernos en turno y a merced de un suceso internacional -el incremento de los precios del petróleo y el ofrecimiento de deuda externa- se hizo poco caso a éste. De esta forma, la necesidad de un modelo de alternancia que recuperara el desarrollo económico y el bienestar de la población quedó en el olvido.

Mientras tanto, la disputa por la nación continuaba delineando y trazando el futuro de México y mientras los gobiernos "populistas" sumergían la cabeza en las cloacas de la economía nacional buscando petróleo y endeudando al país, otros se preparaban para en la crisis realizar la venta de garaje de la soberanía nacional y con ello entregar al extranjero nuestras riquezas a cambio de salvar al régimen autoritario y posicionar en el marco de la "globalización" a la clase hegemónica burguesa, heredera del criollismo liberal y el desarrollismo autoritario.

Para la burguesía mexicana y sus voceros tecnócratas la salida era sencilla, convertir a México en una gran maquiladora para aprovechar la base de la pirámide poblacional que en el futuro inmediato sería la Población Económicamente Activa, es decir, entrar al mundo globalizado con nuestra principal "ventaja competitiva", la mano de obra barata. De esta forma, y una vez más, se encomendó a fuerzas externas el desarrollo económico y social de la nación; es decir, la fuente de nuestro crecimiento sería convertir a México en una potencia exportadora, y no sólo de petróleo sino también manufacturera; esto con una restricción, nosotros no tenemos la capacidad de ahorro ni el excedente económico para echar a andar la maquinaria productiva, por lo cual, se confió al ahorro externo dicho crecimiento, la Inversión Extranjera Directa y de cartera jugaron un papel primordial.

En la actualidad el modelo de acumulación por sustitución de exportaciones o modelo neoliberal está llegando a sus límites estructurales y el país de maquilatitlan se nos hace pedazos. Desde hace años investigadores serios como Arturo Huerta, José Luis Calva, Valenzuela Feijóo, entre otros, han insistido en la restricción tanto interna como externa al crecimiento económico, lo cual está causando estragos a las mayorías del país; en lo interno, no hemos podido crear un mercado integrado, nuestro mercado funciona como una especie de subcontratación de las grandes empresas trasnacionales y tiene problemas por el lado de la demanda, debido a la aplicación de políticas restrictivas, es decir, la política económica de los gobiernos neoliberales no tienen como meta el crecimiento, y mucho menos el desarrollo, este se subordina al objetivo de estabilidad macroeconómica -condicionante que exige el capital financiero internacional-; en lo externo, nuestra economía depende de la Inversión Extranjera Directa y de cartera, así como de la entrada de divisas por las remesas y la exportación de petróleo. Más recientemente en tanto que China y otros países emergentes son el centro de atracción de las inversiones internacionales nuestra fuente de crecimiento externo es sólo la exportación de petróleo y las remesas de los migrantes.

A mediados del 2007, el gobierno legítimo de México que encabeza Andrés Manuel López Obrador divulgó una carta a la opinión pública, en donde hace explícita la predicción de sus asesores económicos como Rogelio de la O, Mario Di Constanzo y otros, en la que se preveía para el año 2008 una crisis económica de amplias magnitudes; esto debido a la doble pinza sobre México, es decir la doble restricción al crecimiento que explicamos más arriba, y la cual es detonada por la crisis hipotecaria de los Estados Unidos. La crisis hipotecaria de este país tendrá consecuencias en toda la economía, comenzara con el estancamiento en la rama de la construcción (que representa el 20% de la economía de EU) para después regarse al resto. El efecto contagio para México se da debido a que se incrementarán las restricciones a las migraciones a ese país y aumentarán las deportaciones, así como la disminución de las remesas, que en este momento ya se están viendo sus efectos. Aunado a esto, los precios del petróleo parece que han tocado su máximo histórico y en el futuro inmediato se prevé una permanente caída (los cuales han caído hasta en un 50%). De esta forma, las casi únicas fuentes de crecimiento de la economía mexicana se han vuelto nuestra principal restricción.

El contexto recesivo de la economía mexicana está generando incompetitividad y bajo crecimiento, situación que es reconocida ya de forma oficial por BANXICO y la Secretaría de Hacienda, y ante esto las reformas tanto de la Ley del ISSSTE, la reforma hacendaria y la reforma energética no contribuyen en nada a mejorar la situación, al contrario intensifican las causas de nuestra crisis (entrega de excedentes a manos extranjeras, restricción del consumo y la demanda, entre otros). Por lo tanto, ante una economía con baja inversión, bajo nivel de empleo y debido a una estructura monopólica, lo que a continuación sigue es la escalada inflacionaria, vemos cómo el precio generalizado de las mercancías ha comenzado a subir, esto a la vez tenderá a encarecer nuestra moneda respecto a la moneda extranjera lo que incrementara las importaciones y reducirá las exportaciones generando presión sobre la balanza de pagos.
Ante esta situación y así como ocurrió en Argentina a inicios del milenio, a México no le quedará más que elegir entre la roca de la incompetitividad y la espada de la devaluación, y yo creo que tendremos que elegir el segundo con todas las consecuencias que esto acarrea; inflación acelerada, redistribución del ingreso, paro forzoso, desempleo. Los únicos que saldrán fortalecidos, una vez más como sucedió en el 95, serán los monopolios nacionales y trasnacionales que operan en México, los mismos que nos impusieron el modelo desde 1982 y que desde entonces no han sabido solucionar la crisis del neoliberalismo.

No hay comentarios: