lunes, 3 de noviembre de 2008

Desde aquí podemos generar redes productivas para la independencia familiar


El proyecto de las Escuelas Integrales de Educación Básica (EIEB) lucha porque se cumpla el precepto del artículo tercero constitucional, de que la educación sea integral, laica, gratuita y obligatoria, sin coartar el desarrollo de los alumnos, así define a dichos planteles Celila Tovar Juárez, maestra regular de la octava fase del plantel “Ricardo Flores Magón”, de Zacapu.

De su experiencia en escuelas integrales, señala que ha visto avances en los alumnos, más abiertos, participativos, donde a la vez cuestionan muchas cosas. Además, gracias a los talleres, tanto los de desarrollo como los productivos, logran activar sus habilidades, y eso les genera confianza en el resto de las clases, lo cual no ocurre en otros planteles.

Ejemplifica que con el método aplicado, de no enseñarle a leer y escribir a los niños sólo lo que viene en libros, sino ponerles casos concretos, de la realidad en la cual viven, se obtiene la posibilidad de que se cuestionen sobre los problemas padecidos por ellos y sus familias, buscando soluciones.

Con esta instrucción, asegura, le apuestan a formar personas responsables, comprometidas, libres y sobre todo humanas, capaces de compartir con las demás, no egoístas como hay muchas en la actualidad.

También afirma que el sostenimiento de las escuelas es responsabilidad del Estado, no de los padres de familia como se refleja en el proyecto educativo neoliberal vigente, vía las llamadas Escuelas de Calidad y demás, que en sí representa una injusticia pues muchas veces las familias carecen de recursos económicos para pagar por la instrucción de sus hijos, y ello lleva a la deserción.

Se suma el hecho de que se intenta sustituir a los maestros por máquinas, como se ve en el proyecto de Enciclomedia, con lo cual quedaría aún más rezagada la enseñanza integral, directa con los estudiantes.

“Nosotros nos estamos abriendo a la comunidad, impulsando que desde aquí se generen las redes productivas, que las gente se integre al trabajo, pero no para sostener las escuelas, sino al trabajo para el sostenimiento de los mismos senos familiares, no compartimos la idea de que la escuela tiene que generar fuentes de trabajo para solventar los problemas de la escuela, que son responsabilidad del gobierno.


Celila Tovar Juárez

“Creemos que desde aquí se deben generar espacios de trabajo, redes productivas para que las familias logren obtener una independencia y adquirir ciertos elementos de soberanía, porque es imposible tener soberanía cuando todavía dependemos del extranjero o de los altos productores, porque nosotros mismos tenemos la capacidad de reconocer que en cualquier espacio podemos sembrar una plantita, en cualquier espacio tener un animalito doméstico que nos permitan en cualquier momento satisfacer las necesidades propias; desde estas escuelas igual podemos generar el conocimiento para hacer nuestra propia ropa, nuestros propios conocimientos”, explica con relación a los talleres, entre otros la crianza de aves, el huerto escolar, próximos a implementarse, y la fabricación de tabicón, y el horno para hacer pan, ya en marcha en la EIEB.

Pero también, expresa, revisar y ver la salida a problemas de desintegración familiar, por lo que ante esas situaciones es indispensable, por una parte, impulsar fuertemente la educación integral y humana, donde los padres no tengan que pagar ninguna cuota, y mejorar las condiciones para el autoempleo, aunque de manera organizada.

“Debemos unirnos para luchar organizados, el monstruo es muy grande, pero si estamos desorganizados y desintegrados no vamos a avanzar, es necesario que nos eduquemos en dos momentos: en el teórico y en el práctico, si no hacemos esa comparación partiendo de la lectura de la realidad, de los problemas reales que tenemos alrededor de nosotros, como hacemos en la escuela integral, no vamos a lograr muchas cosas”, admite la docente, quien pide a las personas preparadas profesionalmente a servir, no en las altas esferas, sino donde se les ocupa, “aquí abajo”.

Justicia social, soberanía y democracia, ejes de donde parten

Mientras en las escuelas tradicionales la enseñanza de actividades artísticas es un complemento, en las integrales es parte esencial para el desarrollo intelectual de los estudiantes, expresa José Guadalupe Jacinto, encargado de dicha asignatura en la EIEB de Zacapu en todas las fases o grados, donde lleva cuatro años. 

Reconoce que todavía no pueden desligarse completamente de los libros de texto y programas oficiales, aunque llevan avances en la enseñanza, con tres ejes para el nuevo proyecto de nación: La soberanía, justicia social, y democracia, y a partir de ellos ir derivando las actividades a realizar.

Puso de ejemplo que con motivo del llamado Descubrimiento de América el mes pasado, todos los maestros abordaron el tema de la conquista de México, dando un enfoque distinto al gubernamental. Él analizó junto a los alumnos de las doce fases a los cuales enseña, la canción “La maldición de la Malinche”, donde discutieron y se concientizaron acerca de la discriminación hacia los indígenas, y el trato diferente a los extranjeros que vienen al país, como se trata en la melodía.

Ahora con el Día de Muertos, cada educador toca el rescate de nuestras tradiciones de acuerdo a sus asignaturas.


Encargado de Artísticas, José Guadalupe Jacinto

Respecto a la diferencia entre las instituciones educativas “normales”, y las de tipo integral, explica: “En las tradicionales, donde he dado clases, obligamos a los alumnos a que estén en determinado momento, en una disciplina más directa; les decimos lo que tienen que hacer, y aquí en la integral los dejamos solitos que ellos vayan intentando, les motivamos a que vayan buscando lo que quieren, pero les damos más libertad, por eso a veces veo más indisciplina en nuestra escuela que en las otras escuelas, porque allá llegaba a dar clases en preescolar, la maestra me los tenía a todos los niños en silencio, y aquí llego a un salón y les da un gusto, empiezan a bailar, a cantar, y sobre lo que les va gustando lo vamos haciendo, pero poniendo algunos de los lineamientos principales del proyecto”.

Por lo anterior, considera como modelo nacional a seguir las Escuelas Integrales de Educación Básica que funcionan en Michoacán, motivando a los escolapios a desarrollar sus habilidades con las materias de artísticas y los talleres de fomento a su desarrollo humano, y lo ha constatado con niños sin temor a expresarse. 

“Aquí tratamos a los alumnos con amor, que he intentado llevar a cabo, y a veces nos sacan canas verdes los muchachos, pero siempre estamos con la esperanza de que esto va a ser mejor, de que vamos a cambiar, y garantizamos a los padres de familia que sus hijos aquí son felices, lo hemos visto, los niños que se han ido a otras escuelas nos saludan con gusto cuando nos encontramos, y dicen que les hubiera gustado seguir aquí, pero sus papás los cambiaron. Sí tenemos problemas, como en toda familia, pero al ratito ya están contentos; eso pasa aquí”, finaliza.

Buscamos un compromiso de transformación social

Valdemar Reyes Lemus da clases en la Escuela Integral de Zacapu al grupo de la doceava fase, o tercero de secundaria, aunque igual a los de los otros niveles debido a la falta de mayor personal docente -son 13 por el momento-. En los talleres, es encargado del de poesía, y también auxilia en el de herrería.

Para él, quienes están en las escuelas integrales del nivel básico deben tener como base la práctica del amor a la vida, y “la necedad” por mejorar las condiciones de vida de la sociedad, e invita a todos los sindicalizados a la Sección XVIII del SNTE a participar, pues las convocatorias de ingreso son abiertas.

Así mismo, resalta que tanto alumnos como personal y maestros de la EIEB “Ricardo Flores Magón” conviven durante ocho horas, que es además la jornada constitucional laboral, y eso hace estrechar los vínculos entre la comunidad escolar, no sólo en los espacios destinados a la alimentación, sino en las clases regulares y los talleres productivos y de desarrollo humano.


Docente Valdemar Reyes Lemus, de la Doceava Fase

Se suma el hecho de que cada miércoles se reúnen con padres de familia y estudiantes, para analizar y ver la respuesta a la problemática presentada en el plantel, donde en uno de los encuentros descubrieron que el lenguaje obsceno en algunos alumnos provenía de lo escuchado en la televisión, y uno de los pronunciamientos aprobados fue el de apagar ese aparato o evitarlo el mayor tiempo posible. La intención es que los mismos padres participen en el mejoramiento de la enseñanza a sus hijos.

“Estamos plenamente convencidos de que lo que se potencia con estos procesos que desarrollamos es la condición humana de los sujetos que aquí interactuamos día con día, y de un compromiso de transformación social. A eso aspiramos”, subraya el maestro michoacano.    

Un trato entre iguales

A poco más de cinco años de la escuela “Ricardo Flores Magón”, el balance que hace la maestra de la Sexta Fase, María Morales Juárez, es que los profesores poco a poco avanzan en este proceso de construcción de nueva educación, también en el trato a los estudiantes, al verlos como iguales, y en la integración del plantel a la comunidad, y viceversa.

“En relación a los compañeros ha habido un cambio porque nos sentimos como que todos estamos trabajando sobre algo y para algo en común, no nos sentimos aislados, ha sido todo un proceso, pero lo que tradicionalmente en las escuelas te sentías como que nada más te encerrabas en tus cuatro paredes, y aquí no. Me siento satisfecha de lo que hemos logrado porque sólo trabajando de esta manera, por algo en común, se alcanza más pronto un objetivo”, remarca.

Y con los niños y adolescentes observa un cambio con este modelo, especialmente en el aspecto emocional, por la confianza que obtienen al desarrollar sus habilidades. “Entonces los alumnos se sienten como parte de, no fuera de, y yo veo que vienen con gusto a la escuela, he visto que se sienten como en su casa, se te acercan, te preguntan, no hay ningún rechazo, y eso hace que tengan más confianza en ti y con ellos mismos, para hacer las cosas”.


Trato entre iguales: María Morales Juárez

Mientras a los padres de familia “se les trata de integrar a la escuela, de que no se sienta que sólo se le manda llamar para decirle lo que tiene que hacer y no, aquí se le invita para que juntos hagamos equipo, que nos sintamos como iguales, como parte de la educación que estamos impartiendo, que no vean, como la manera tradicional, que el maestro es un sabelotodo, el que manda, y en nuestras reuniones semanales poco a poco hemos ido trabajando esta parte, de que ellos se sientan como uno más en esta escuela; nos ha costado trabajo porque estaban acostumbrados a que sólo les decían ‘se va a hacer esto’, sin consultarlos”.

Por otro lado, recrimina el esquema imperante en el mundo, que hace más rico al rico, y al pobre no le da esperanzas de crecer, de ahí que con las escuelas integrales se aborde con los alumnos los problemas desde su realidad para aprender a resolverlos.

 En el centro del trabajo al niño, no al libro

Fundador de la Escuela Integral de Educación Básica de Zacapu, Juan Carlos Torres Espinoza imparte la Cultura Física a todas las fases, y debido a la falta de acondicionamiento del terreno donde se encuentran, tiene que hacerlo, en el caso de los mayores, en canchas deportivas cercanas a su institución.

A la vez es el responsable del taller de juegos tradicionales y desarrollo lúdico. Éste último, acepta, no se ha desarrollado del todo ante la falta de materiales, aunque sí tratan de rescatar la antigua forma de divertimiento infantil, a través de canicas, balero, yoyo, trompo, y lotería, en el caso de los de mesa.

Sobre la instrucción en este modelo de escuelas, apunta que velan por el desarrollo solidario y del colectivismo a partir de renunciar al individualismo, como se refleja en sus clases, donde no se propicia la competencia entre los niños, sino el trabajo en equipo.

Juan Carlos Torres Espinoza, de Cultura Física

“Es un proyecto que se ve raro desde fuera, porque aquí se trata de darle amor y comprensión a los niños, poner en el centro del trabajo al niño, no al libro, y así poco a poco va a ir preguntando cómo cambiar las cosas. La pedagogía de Paulo Freire, muy claramente nos dice que ni el maestro lo sabe todo, ni el alumno lo ignora todo; entonces, en este lenguaje dialógico tendríamos que ir encontrando cómo nos vamos perfeccionando unos y otros”, sostiene.

En cuanto a la evolución de los estudiantes, detalla que una niña llegó al plantel y era introvertida, no participaba en nada, y ahora ya se involucra en las acciones. Otro caso, un alumno con problemas en su columna vertebral de nacimiento, y que lleva más de dos años en la integral, su propia mamá ha visto avances en la forma de no sentirse rechazado, gracias a la confianza que le dan los profesores.  

Enseñanza, a través de situaciones reales

La forma práctica de abordar la instrucción, y el vínculo con la comunidad, fueron las razones primordiales que condujeron a José Francisco García Ávila al esquema de educación alternativa de la Sección XVIII del SNTE. Tres años estuvo en el plantel de La Huacana, y tiene uno en el de Zacapu, donde enseña a los alumnos de la Quinta Fase, o segundo de primaria.

Revela que el mecanismo de enseñanza no se enfoca a lo establecido en los libros oficiales, pues muchos puntos de esos textos no pueden llevarse a la práctica cotidiana, de la realidad. Por eso ellos a partir de un tema tratan de ver todas las asignaturas, con un enfoque social.

Y ejemplifica: “A veces se da el caso de que las mismas operaciones fundamentales, si uno nada más las enseña de manera teórica, sin un enfoque práctico en algo, los niños después no lo pueden aplicar en sus casas; a mi me pasó en comunidades, donde muchos niños sabía las operaciones, pero cuando sus papás les decían ‘voy a vender tal cosa y me van a pagar el kilo a 13 pesos, ¿cuánto me van a pagar?’, y entonces los niños no podían aplicar las operaciones ya a las situaciones reales de sus casas, de su familia y no podían solucionar sus problemas. Pero aquí sí partimos de una situación real”.

De la quinta Fase, José Francisco García Ávila

Un elemento que igual utilizan es el de detectar hacia qué materias o talleres tienen habilidades los escolapios. Cita un caso, del año pasado, de un alumno de siete años inquieto que durante las clases salía frecuentemente del salón, y luego regresaba; sin embargo, al taller de música iba sin ninguna dificultad, pues tenía facultades para tocar la guitarra y la flauta. “A partir de detectarle para qué es bueno y le gusta hacerlo, por ahí se le puede llevar y eso va motivando al niño para después irle metiendo lo que no puede en otras materias”.

También señala que las EIEB, ya con todos los elementos que la constituyen, como no cobrar ninguna cuota a padres de familia, y desarrollar los proyectos productivos: crianza de aves y otros animales domésticos -en la escuela de La Huacana tienen chivos y puercos-, son ejemplo a seguir a nivel país.    

Con la práctica aprenden más fácil

En la EIEB “Ricardo Flores Magón” la clase de Tecnologías Domésticas está a cargo de Dolores Carrillo Medina, y se da a los alumnos de la segunda a la doceava fases. En él ven la elaboración de pan -tienen su propio horno-, mermeladas, gel para el cabello, productos de limpieza, y reciclan materiales; todo con cosas al alcance de cualquier casa.

“Estas escuelas es un proyecto diferente, trabajamos en lo práctico, en mi caso doy tecnología, pero vemos español, la redacción de la lectura; vemos matemáticas, por las fracciones que usamos en hacer algo; vemos química, porque cuando hacemos por ejemplo gel, hacemos una mezcla. Es decir, ya con esto vimos tres materias, porque aquí enseñamos con la práctica, y así los niños aprenden más fácil”, indica.

Dolores Carrillo Medina

Para establecer un vínculo con la comunidad, el taller que ofrece lo abrió a personas de Zacapu, sean o no familiares de alumnos que estudien en la escuela integral, y de esa manera sirve de ayuda a la economía doméstica.

Tocante a los cambios vistos en los niños y adolescentes del plantel, indica que una alumna al llegar era extremadamente tímida, y ahora ya participa en los actos cívicos con el juramento a la bandera. Además, a otra estudiante, hija de una de las mujeres de su taller, la cambiaron de la integral a una secundaria diferente, pero la regresaron, “porque sus padres vieron la diferencia del trato de los maestros de aquí con los de allá”.

Todos tenemos un conocimiento que compartir

“Aquí pretendemos el trabajo colectivo, útil, que se viene perdiendo porque comúnmente no realizamos algún trabajo si no nos remuneran económicamente, lo que se trata es de ir fomentando que el trabajo nos hace valer más como seres humanos, y aún más el compartirlo con los demás, los conocimientos y los saberes, y quedar en el entendido que no todos sabemos todo, ni todos lo ignoramos todo, por eso se incluye a todos los alumnos porque todos tenemos un conocimiento que compartir con los demás”.

Así se manifiesta Jesús Rivera Solorio, maestro de la Cuarta Fase de la Escuela Integral de Zacapu, y de los talleres de horno y de danza folklórica, quien agrega respecto a la enseñanza de lo que equivale a primero de primaria, que el método usado es el de Lecto-escritura del sindicato magisterial en Michoacán.

Con dicho procedimiento, plantea, al principio se va de forma lenta, pero ya al año y medio de trabajo, dependiendo de la madurez de cada niño, logran analizar y reflexionar lo que están leyendo, no tartamudean, y eso en las siguientes fases escolares ayuda a los alumnos en su desenvolvimiento.

Otra novedad, puntualiza, es que de un tema previamente elegido, lo abordan a profundidad desde distintos matices y materias, pues no lo ven sólo desde el español, las matemáticas o la geografía, lo cual no ocurre en las escuelas tradicionales.

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