lunes, 15 de diciembre de 2008

Nadie aguanta un cañonazo de 10,000 pesos

Arturo González Aguilar

Por medio del programa de Apoyo a la Gestión Escolar (AGE) 
se entrega a las escuelas que no han entrado a Escuelas de Calidad, 
una cantidad que va de los diez mil a los doce mil pesos 

A principios del siglo XX, en los tiempos de la revolución y en los años subsecuentes, el general sonorense Álvaro Obregón, descubrió que el soborno de personas era el móvil de traiciones claves para el posicionamiento de las diferentes fuerzas políticas, fue cuando lanzó la máxima de que nadie resistía un cañonazo de 50 mil pesos. Ahora, con una estrategia mucho más refinada, pero con la misma técnica del soborno y la compra de conciencias, negociando con las necesidades de las escuelas, la SEP ha implementado un programa de Apoyo a la Gestión Escolar (AGE), en donde se entrega a las escuelas que no han entrado al Programa Escuelas de Calidad (PEC) una cantidad que va de los diez mil a los doce mil pesos. Como muchos de los programas compensatorios los dineros son puestos, con fuertes condicionamientos, por el Banco Mundial.

Con esta medida se fomentan varias cuestiones. Primero se coopta a escuelas y maestros, sometiéndolos a reglas que por enésima vez tratan de revivir a los consejos escolares de participación social, o se controlan a través de comités de fiscalización, que es la especialidad del Programa para Abatir el Rezago en Educación Inicial y Básica (PAREIB); por otro lado se compara la voluntad de los asesores técnico-pedagógicos (aquí sin mucho trabajo), porque a éstos se les entregan cuatro mil pesos cada determinado tiempo por operar el programa.
Otra de las finalidades es el justificar o convalidar al mismo programa estelar panista (PEC), que es el antecedente de las escuelas charter -de las que hablaremos en otro momento-, ya que dicho programa no ha dado el resultado prometido en cuanto a elevar la calidad educativa; digamos que el AGE se presenta como el consuelo de escuelas que no han sido incluidas. Lo que los asesores tienen que vender es que el AGE es el consuelo y el PEC el sueño.
Al igual que el PEC se prevé que el AGE sea un gran fracaso en cuanto a lo que promete, pero al igual que aquel será un éxito en cuanto a que abre el camino a la privatización de la educación. Los comités en las escuelas que hoy gestionan recursos ante las presidencias municipales, para poder adecuarse a los requerimientos de los programas, mañana los tendrán que gestionar entre ellos mismos, ya que si no “el recurso de va para otro lado”. Es muy probable que muchos compañeros tengan duda de que esto se vaya a concretar pronto, pero hay que decir que en el marco de la Reforma a la Educación Secundaria hay en equipo federal a cargo de una investigadora hidrocálida que trabaja en la normatividad del nivel; y en los avances de su encargo se encuentra la propuesta de legalizar las cuotas voluntarias, como bien lo dijo la señora Elba Ester Gordillo, en una entrevista desparpajada que le hizo Adela Micha en su noticiero, el mes de agosto pasado.
Finalmente, lo que pretende y provoca este programa de apoyo a la gestión, AGE, que no precisamente es lo último, es la traición de los trabajadores de la educación a sus convicciones o resistencias a someterse a controles tan peculiares, que en nada se relacionan con el involucramiento de padres y madres de familia en la educación de sus hijos (si se fijan, no se fomenta el compartir responsabilidades educativas en la formación de niñas, niños y adolescentes, sino el vigilar que el maestro esté siempre en su aula. Aún así en el PAREIB es bien sabida la correlación y acuerdo que se da entre maestros y padres de familia, para el llenado de los formatos que hay que requisitar para justificar los apoyos que se otorgan a escuelas y maestros. Quiere decir que, a pesar de tanto control, hay algo que es muy difícil de romper y esto es la relación tan estrecha que existe entre maestras, maestros y sus comunidades; ni asesores, ni funcionarios están tan cerca del alumnado y de padres y madres de familia, como lo están aquellos). 
Como bien es sabido la traición no es el cambio de concepciones de un allegado, que hacen que esté se vuelva contra uno, sino la cobardía de aquel para seguir defendiendo una posición en la que cree, pero donde le es más cómodo pasarse al otro lado, con la esperanza de ganar más. Por eso hay que hacer la distinción entre el traicionar las convicciones, de unos, y el compartir desde un principio las ideas que sustentan a la política educativa federal de vender poco a poco la educación pública, de otros.
No podemos más que lamentar el que se compre con tanta facilidad a las comunidades escolares, todo esto impulsado por la SEP con el apoyo del ejército de asesores técnico-pedagógicos, que en la mayoría de las entidades, no se diga en Michoacán, sin ningún escrúpulo, estarían dispuestos a servir de mediadores en la venta de la educación pública. 
Irónicamente, siendo esto algo esperanzador y ejemplificador, en el estado de México, son los asesores técnico-pedagógicos quienes se reúnen en colectivos a analizar todo sobre las nuevas políticas educativas del gobierno federal y de las tendencias mundiales en el rubro. Ellos son quienes dicen que, si bien no pueden hacer mucho (por sus condiciones particulares), sí hay márgenes de libertad en los que el docente mexiquense no necesariamente tiene que someterse a los currículos tendenciosos de la reforma: “eso es lo que nos dicen que enseñemos, pero esto es lo que enseñamos”.

Artículo aparecido originalmente en Telegaceta, órgano de difusión y análisis del nivel de Telesecundarias de Michoacán, en su edición del pasado 1º. de diciembre.

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