miércoles, 1 de abril de 2009

Las tácticas charras

Perspectiva de 20 años

Federico Villalpando Zorrilla

Tratando de encontrarle una razón de ser a la situación en la que se ha sumido la cuestión político-educativa en la entidad, miro sobre mis hombros y recuerdo que ya en el pasado se habían presentado las simientes de lo que hoy vivimos. En mi paso fugaz por el Comité Ejecutivo Seccional pude vivenciar una serie de hechos y experiencias que en esos momentos no me parecieron significativos. Así mismo, pude analizar los avatares por los que pasó la Sección XVIII del SNTE antes de poder decir que ya se había conquistado un bastión del charrismo sindical y de la señora Elba Esther Gordillo Morales. Así que, permítanme compartir con ustedes algunas reflexiones.

Para muchos ha parecido algo incomprensible la traición que han inflingido algunos personajes, como el ex secretario general tanto del comité democrático como de la sección ya reconocida, Juan Pérez Medina. Pero que en su propio andar él ha tenido toda una historia de tumbos que son el antecedente de lo que hoy es su postura. Cuando en 1989 fue elegido dirigente del magisterio democrático, sin el reconocimiento del CEN del SNTE, junto a un buen grupo de compañeros, que incluso fueron reprimidos y encarcelados por Genovevo Figueroa, y con la ayuda innegable de brigadistas de la CNTE a nivel nacional, se fueron creando las condiciones para darle un golpe de muerte al CES oficial, bajo el dominio absoluto de Gordillo Morales. Sin embargo, antes de los tres años cuando se acercaba el momento de la renovación del comité surgieron las primeras divisiones dentro del movimiento democrático, dando pie a la formación de dos grandes corrientes: la de Pérez Medina y la de Delfino Paredes. En esos momentos la congruencia y elocuencia que mostró el primero valió para que la gente mayoritariamente apoyara su posición y finalmente fuera reeligido en 1992 al frente del comité democrático; justificándose tal acción por el avance del movimiento, por su experiencia adquirida y, sobre todo, por la evolución de las circunstancias dentro de la educación en el estado. 
Este es el antecedente más relevante que nos va a dar la pista de lo que hoy ocurre. Con esa experiencia Juan Pérez cree que tiene una ventaja comparativa muy grande, recordemos que hoy es el “virtual” secretario de educación, o sea que tiene un doble poder, el control del aparato burocrático y la experiencia de salir ganando en los momentos de división. Pero esto mismo es a la vez una desventaja que no ha considerado el personaje de marras. Conseguir y al mismo tiempo tratar de mantener el “control” de la estructura de la SEE, le implica una inversión de tiempo y esfuerzo, no teniendo, por tal, la libertad de intervenir en el sindicato, que no es lo mismo que la estructura oficial, aquél empieza con la base de trabajadores; esto por una parte. 
Además, el pensar que va a salir con la misma ventaja que logró en 1992 es tan sólo una ilusión que pronto se le desvanecerá. Las circunstancias han cambiado radicalmente, la sublimación de la conciencia de la base magisterial, por ningún motivo se le debe a él. Pero además pongámosle atención a esa maduración de la conciencia colectiva que ha subido como la espuma en el grueso del magisterio, a tal grado que los mismos representantes “institucionales” son rebasados por sus representados cuando tratan de imponer un criterio, tal y como están acostumbrados. La base piensa por sí sola, no necesita ningún cacique para saber cuál es el camino que hay que seguir en la lucha, un camino que primeramente transita por la unidad en torno a un proyecto, que a su vez se sostiene en un horizonte de dignidad, igualdad, justicia y democracia; cosa que el día de hoy ese personaje ya no comparte, si es que en verdad algún día lo hizo y no sólo fue una posición asumida dentro de pretensiones más personales.
Por otro lado, el movimiento de división que hoy emprenden junto con un grupo de maestros que se ostentan como militantes de una corriente dentro del PRD, la Alianza por la Unidad Democrática, que encabezan Raúl Morón Orozco, Pérez Medina y Rubén Prado del Val, no se basa en planteamientos con un mínimo de justificación, pero más que nada, no están llamados a convocar a las bases magisteriales que tengan desavenencias con la postura general del comité seccional democrático (que legítimamente se pueden dar y de dan), sino que han hecho un pacto con los representantes del charrismo sindical, de tal manera que más de tres cuartas partes de los pseudodelegados al congreso que han convocando para el 30 de marzo, pertenecen a las huestes de Macedo Negrete y de José Villagómez, o sea son simpatizantes de Gordillo Morales; tan sólo de la Delegación DIII-6, comandada aún por Alfredo Monjarás, en días pasados fueron nombrados cerca de 100 delegados. 
A pesar de que han volcado a toda la estructura de la SEE en la promoción de su congreso espurio, por sí solo se les ha de caer el teatro montado, aunque cuenten con todo el apoyo de los medios de comunicación, que claramente han sido comprados (la prueba es que cuando previamente se les convoca a una rueda de prensa por parte de la Sección XVIII, se toman la molestia de informarlo a los charros para que ellos a su vez convoquen a otra, de forma paralela, y así asistir a cubrir el segundo evento convocado), ya que, innegablemente, su intención es la de fortalecer una posición sumisa ante los embates de las políticas educativas y sociales impulsadas por la federación -y por el mundo entero, dice Juan Pérez-. Es claro que el gobernador del estado está detrás de esta estrategia, donde el principal operador es el “coordinador de asesores” Juan Pérez Medina y los encargados de formar el consenso son los medios de “información”. 
Regresando a la historia, recordemos que en el año 2000, cuando se estaba instalando el precongreso, para la renovación de la dirigencia que Juan Pérez Medina por primera vez presidía, de manera oficial y reconocida por el CEN del SNTE, llegó un comunicado del Consejo Nacional del SNTE, donde se “desconocía” el evento, que previamente ellos habían convocado, y al Comité Ejecutivo Seccional, dando pie a la conformación de una Comisión Ejecutiva, o sea a un equipo de charros que ellos mismos nombrarían y que finalmente nunca se atrevieron a hacer. Ante lo anterior el congreso, que de manera autónoma se siguió desarrollando, tomó la determinación de mantener al secretario general y ampliar el comité seccional, como una medida de reacción. Fue en ese momento que quien esto escribe tuvo el encargo de representar a su región en el comité seccional. 
Esta acción de fuerza demostrada por la Sección XVIII ante el golpe dado por el CEN del SNTE, unió más todavía a los trabajadores de la educación de nuestro estado. Las medidas que se tomaron para reaccionar ante la demostración del despotismo del CEN no fueron propuestas que haya impulsado Pérez Medina, más bien lo hicieron Sergio Espinal García y otros compañeros de las regiones. Veamos, pues, que quien capitalizó la fuerza estratégica de la Sección fue Juan Pérez, aunque él hubiera preferido que la reacción de los maestros michoacanos se orientara hacia una postura de negociación y más consecuente con el comité nacional.
Este fue el inicio de una actitud más blanda de Juan Pérez Medina; en las reuniones de comité empezó a promover una postura más pasiva ante las ofertas que en políticas educativas y laborales las autoridades le hacían a la población o al sector.
Para el 2002 se consideró que era momento de hacer el recambio del comité seccional y se planteó la realización del primer Congreso Seccional de Bases. Ante esto, Elba Esther Gordillo quiso dar un albazo convocando a elecciones “universales”, sin la mediación de las asambleas delegacionales o de centros de trabajo, para una fecha antes de lo que se había planteado el congreso de bases, por lo que la respuesta, entonces, de la Sección XVIII fue la de adelantar el congreso democrático. Esta reacción, desde luego no fue propuesta de Juan Pérez, sino de otros compañeros del comité, entre quienes se encontraba quien esto relata.
Se acordó que una vez conformado el comité seccional nuevo se implementarían las acciones pertinentes para neutralizar y/o reventar las elecciones de Gordillo Morales, pero la actitud tambaleante de Pérez Medina impidió que las acciones fueran contundentes, de alguna manera se encargó de impulsar una actitud de aislamiento e impotencia entre los compañeros, primero del comité y luego de las bases, dijo, por ejemplo: “no es la primera vez que, no teniendo la representación oficial, seremos quienes haremos la gestión, mientras ellos andarán a salto de mata”. Asumió que no habría forma de revertir la pretensión gordillista, lo cual tuvo un efecto catastrófico en el ánimo de los compañeros y bases. El resultado: en algunos lugares se pudieron instalar urnas y bastaron para que los charros legitimaran su teatro.
Una pregunta surge: ¿Qué fue lo que motivó a Juan Pérez Medina a tomar una posición más conciliadora y débil con respecto al hostigamiento del CEN del SNTE y de los gobiernos locales y federal? La respuesta a ésta y otras preguntas similares es: no tenía las mismas convicciones que las del movimiento que decía dirigir y se estaba creando las condiciones y la imagen para que, en la posible alternancia de partido en el gobierno del estado, él contara con el suficiente consenso público para ser diputado, primero, y secretario de educación, luego. 
Hubo otra situación que se dio una vez ocurrida la alternancia en Michoacán. En cuanto el comité se dio cuenta del nombramiento de dos de sus ex miembros como subsecretarios en la SEE, tomó la determinación de emitir un comunicado público donde se deslindaba de dichos nombramientos; esta decisión, tomada primeramente en la Comisión Política, causó un gran debate dentro del comité seccional; incluso llegó el momento, cuando las cosas estaban más álgidas, que Fabricio Gómez propuso que viniera Juan Pérez a aclarar cómo se habían dado los hechos, cosa que nunca sucedió, a pesar que éste se encontraba en el mismo edificio.
Posteriormente nos enteraríamos de cómo se había dado las cosas en torno al nombramiento de dichos subsecretarios: mientras los subsecretarios mencionados estaban recibiendo sus nombramientos de manos de Leonel Godoy Rangel, el entonces secretario de Gobierno, en una sala adjunta se encontraban Juan Pérez Medina y el gobernador Lázaro Cárdenas Batel, según lo relataron luego los propios funcionarios Abelardo Mejía y Graciela Andrade. Mientras la Sección XVIII en general y el comité se debatían en propuestas y reflexiones para enfrentar los problemas importados sin su consentimiento, Juan Pérez negociaba espacios que hasta el día de hoy sigue usufructuando.
Respecto a lo que hizo Elba Esther en el 2002 cuando inventó su elección universal para nombrar a Macedo Negrete; esta experiencia es la que quiere repetir Juan Pérez con su congreso de esquiroles. 
A mí me queda claro que la posición de Pérez Medina y su séquito, dentro del magisterio michoacano es la misma que tiene la corriente Nueva Izquierda de los chuchos, dentro del PRD nacional, a pesar que Pérez y Morón se dicen seguidores de López Obrador. Qué mejor ejemplo para catalogar una postura que hoy lo que pretende es dar una puñalada trapera al magisterio democrático. Pues no pasarán.

Artículo publicado originalmente en Telegaceta, órgano de análisis del nivel de Telesecundarias, del 30 de marzo.

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