miércoles, 1 de abril de 2009

Desfile de payasos

Tirando a dar
Juan José Tapia Bastién

No bastó con haberles dicho que primero se habían encargado de tratar de bloquear el avance de la iniciativa de reforma a Pemex y que, si hubieran estado de acuerdo y empujado esa reforma, se tendrían recursos no sólo para una refinería, sino para más proyectos de desarrollo en el país. Ahora, también el Presidente Calderón los ha hecho entrar a una dinámica de vendedores de oportunidades que asombra. Y de veras que se ven muy mal los gobernadores que andan tras de la refinería que construirá la petrolera mexicana. 

La llamada pasarela de gobernadores en busca de convencer al equipo técnico de Pemex para que se hagan los trabajos de instalación de la planta refinera en el estado que cada uno representa, también es vista como un modo de que el presidente evada su responsabilidad de decidir con base en las atribuciones que le da la Constitución política en su carácter de titular del Poder Ejecutivo federal. Y hay quienes vemos como una burla ingeniosa por parte de Calderón, hacia los que pudieron hacer algo más por respaldar la propuesta presidencial y prefirieron estar expectantes, unos, y en contra, otros. Sobre todo los perredistas que se la pasaron atacando la intentona calderonista y ahora andan con sus diputados y senadores tratando de convencer al presidente de que los estados fulano o zutano son la mejor opción de todas para instalar lo que rechazaban hace unos meses con tanto encono.
La realidad económica y social los ha hecho reaccionar y tratar de subirse al tren de los que marcan el camino económico en el mundo, para afrontar los problemas de los estados que gobiernan o, si no los gobiernan, de donde son gobernadores.
Así es, la realidad ha hecho reconsiderar. Los habitantes de todo el país, resentimos de una forma o de otra, lo que ocurre con la economía mundial y con la concentración de la riqueza globalizada en las poquísimas manos de los magnates regionales que se han repartido al planeta para una mejor sangría de sus habitantes. Pero no han sido cuidadosos
La voracidad que muestran los que marcan el camino económico mundial, los ha llevado a acumular una riqueza tal que no se puede respaldar por los recursos convencionales que existen en todo el mundo como el oro, los diamantes u otras gemas. Pero no se han conformado con eso sino que, además, se han dedicado a robar a los demás lo muy poco que tienen en comparación con los dineros grandes. Cuando el saqueo ha sido consumado, se comienza a dar a conocer que puede pasar esto o aquello con la economía y que es imposible que haya recuperación sin ayuda del gobierno con cargo a los contribuyentes. El método ha sido exitoso, se experimentó en México con el llamado FOBAPROA y se logró robar con apoyo del gobierno a millones de mexicanos para luego pagar entre todos los platos rotos.
En Estados Unidos, capital de los capitales económicos, se hizo lo mismo que acá, pero allá con los créditos hipotecarios de lo que ya se ha hablado en este espacio.
Esa es la forma en que el mundo está caminando: los ricos se hacen más y los pobres también se empobrecen más día con día y los que gobiernan se están dedicando o a sumarse a las filas de los grandes empresarios, o a buscar una nueva nominación para otro cargo público de más nivel pero no se ocupan de soluciones de corto plazo con carácter definitivo de los problemas que tanto aquejan a la población en general.
El ciudadano común ya está al tope con lo agobiante que ha resultado sortear lo económico y encima se presenta la inseguridad pública que, con todas las variantes que ha tomado, no deja resquicio para que las personas se sientan confiadas de que su ingreso estará seguro. 
Las denuncias que el ciudadano común hace de lo que a diario le toca vivir en su localidad, solo las hace entre familiares y amigos de otras poblaciones porque los ministerios públicos no son para nada confiables: los funcionarios de todos los niveles colaboran con los delincuentes porque quieren o porque los obligan a hacer lo que les convenga. Del mismo modo, los que tienen las fuerzas y los deseos de tener algún ingreso que no consiguen por no haber fuentes de empleo, son fáciles de meter a los grupos delincuenciales por el espejismo del dinero fácil y de la impunidad y con ello engrosar los ejércitos de mafiosos que asolan al estado y al país entero.
Pero eso no lo vieron diputados y senadores cuando se discutió la reforma a Pemex y ahora, de todos modos, quieren la poca ganancia que se obtuvo. O le hacen al cuento para que no se los reclame el pueblo que gobiernan o no han aprendido nada. 

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