martes, 21 de octubre de 2008

Represión en Xoxocotla, golpe a lucha contra proyecto inmobiliario en Morelos y basurero en Loma de Mejía

Testimonios de abusos policiacos a los detenidos el 9 de octubre


Granaderos en Xoxocotla, alistándose para la represión (Foto: Codep)


“La tecnología militar fue usada en todo su esplendor en el caso de Xoxocotla”, afirmó el poblador de dicha localidad del estado de Morelos, Marco Antonio Tafolla quien, agregó, en el violento desalojo el 9 de octubre anterior, hubo soldados disfrazados de policías, mientras tenían bloqueada la carretera de la localidad, municipio de Puente de Ixtla, en respaldo a la lucha del Movimiento Magisterial de Bases (MMB), principalmente contra la aplicación de la llamada Alianza por la Calidad de la Educación (ACE).

De igual manera, expresó que el operativo represivo “más que por el bloqueo carretero de la causa de los maestros, era para darle un golpe a este movimiento que está defendiendo un territorio contra proyectos inmobiliarios multimillonarios”, en referencia a la lucha de los 13 pueblos en defensa del agua, el aire y la tierra, donde también se incluye el rechazo al relleno sanitario en Loma de Mejía.

Respecto al caso del magisterio, dijo que no es un apoyo a ciegas, pues en asamblea comunal Xoxocotla decidió manifestarse en solidaridad hacia los trabajadores de la educación de Morelos, en paro de labores educativas a partir del pasado 18 de agosto, con la toma de la vía carretera desde finales de septiembre -al momento del operativo represivo llevaban 11 días-.

“El documento de la alianza (la ACE) que no ha sido difundido ni por el sindicato ni por el gobierno del estado, y es muy importante hacerlo entender porque se ha manejado mucho la idea de que la comunidad indígena es manipulada, porque la comunidad indígena es tonta; pero la gente defendió la causa porque la conoce, sabe que la aplicación de la alianza lleva un asunto de privatización, genera las condiciones, aunque no diga la palabra privatizar en ninguna de sus páginas. Si fuera algo que no se entendiera, la gente no tendría causas o motivos para enfrentar al ejército de esa forma”, estableció Tafolla en entrevista con Deyanira Morán en su espacio de Radio Trece Noticias la tarde del 12 de octubre. 

A raíz del desalojo, que dejó saldo de 16 personas detenidas, principalmente de Xoxocotla, acusados de los delitos de “ataques a las vías de comunicación y resistencia a la autoridad”, liberados posteriormente con pago de fianza, todavía se quedaron militares y policías en la comunidad. El acuerdo entre pobladores y autoridades estatales fue el retiro de los uniformados, mientras los primeros se comprometían a no retomar la carretera.

También se aplicó la tortura contra los detenidos, en un operativo que el habitante de Xoxocotla en la citada entrevista radiofónica consideró impresionante, con la participación de cinco tanquetas, cuatro helicópteros militares, dos helicópteros de Seguridad Pública, 71 patrullas, cinco camionetas de policía federal, y “más de dos mil” elementos del ejército mexicano.

Los abusos

De acuerdo a información del Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo (Codep) de Morelos, los siguientes testimonios de los aprehendidos el pasado 9 de octubre en Xoxocotla, fueron hechos en los separos de la Procuraduría de Justicia de esa entidad, que reflejan la saña de los policías.

Por ejemplo, de Abraham Escorcia Beltrán, vecino de Zacatepec, la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos, y el Centro de Derechos Humanos Digna Ochoa, constataron que presentaba quemaduras en la planta de los pies, excoriaciones diversas y moretones, así como dolor de costillas de ambos lados. 

“A mi me agarraron cuando llegaba al pueblo, porque había ido a trabajar en el mercado de Cuernavaca. Me golpearon en la espalda y me quitaron mis huaraches, y me obligaron a caminar sobre los rescoldos de las cenizas de las llantas y también había vidrios por lo que tengo quemaduras de tercer grado en los dos pies como me dijo el doctor cuando me revisó al llegar a la Procuraduría, porque desde que me detuvieron no me atendieron a pesar de que estaba a punto de desmayarme por los dolores, después me subieron a golpes a una patrulla y me llevaron allá abajo, en el sector (de Xochitepec), donde el doctor me curó y me puso vendas”, refirió.

Más tarde, en conferencia de prensa el 13 de octubre, el afectado se dijo ajeno al movimiento magisterial y de Xoxocotla, y sólo iba pasando por el lugar del operativo, siendo detenido “en un retén” de la Policía Federal Preventiva (PFP). Denunció que le robaron un teléfono celular y dos mil pesos.

Albino Jorge Mata, al aparecer igual ajeno al movimiento de resistencia, relató a defensores de derechos humanos que caminaba sobre una de las calles del pueblo morelense “cuando se me vinieron los policías, me pegaron en la cabeza y todo el cuerpo, no se por qué me trajeron, yo no sé nada de lo que pasó”.

Jorge Armando Rafael Flores venía de trabajar y caminaba por la calle; desconoce quiénes lo golpearon y le quitaron el dinero que traía consigo. “Me duelen las costillas, la nariz la tengo lastimada, me duele la cabeza”. 
A Ventura Huerta Rafael se le veía el puente de la nariz inflamado, la camisa rota, y no tenía zapatos; se los quitaron los policías. Agregó: “Me pegaron en la cara, las costillas y la pierna del lado derecho, me robaron 40.00 (40 pesos), mi raya de hoy, me quitaron las agujetas y los zapatos y me hicieron caminar descalzo, desde donde me detuvieron hasta donde me subieron a la patrulla. Desde allá abajo, Sector de Xochitepec, me traen caminando descalzo”.

Por su parte, Abel Montes González fue detenido en su propio domicilio, cuando llegó a ver a sus dos hijos enfermos; lo golpearon en todo el cuerpo, pero le duele sobre todo la espalda, y describió: “Nos pusieron la cara pegada al piso de la patrulla y con la bota encima. Nos golpeábamos cuando pasábamos a toda velocidad por los topes. Algunos compañeros sangraron de la nariz cuando se golpeaban”.

Además, afirmó que vio cuando se llevaron a nueve personas conocidas “que no los remitieron con nosotros a la Procuraduría”.

Armando Capistrán Huerta dijo a los visitadores de derechos humanos independientes: “Yo venía de trabajar cuando me detuvieron, ni siquiera me dejaron llegar a mi casa cuando ya los tenía encima de mi y me golpearon por todo el cuerpo y me arrojaron a una camioneta, donde otros compañeros estaban heridos”.

Reportado como desaparecido ese mismo 9 de octubre, Rigoberto Leal Díaz, joven de 17 años de edad, pasaba por el lugar junto a su padre Rufino Leal Reza. Viajaban en una motocicleta de regreso de su trabajo; los dejaron pasar en el primer retén policiaco, pero a los siguientes ya fueron detenidos, golpeados y hasta les quitaron la moto. 

Maestro de la Secundaria “Miguel Salinas”, de Tlaquiltenango, Walfre García Arroyo fue aprehendido en su casa particular porque le encontraron su credencial que lo acreditaba como profesor. Por si fuera poco, le rompieron los cristales a su vehículo marca Tsuru, color blanco, placas PVX123; le quitaron 800 pesos y su tarjeta bancaria, así como su teléfono celular.

A Rubén Nava Ramírez, vecino de la capital Cuernavaca, encargado de la venta y distribución del periódico Unomásuno, que esa fecha en su portada tenía fotografías de la represión, los policías enojados le arrebataron todos los diarios, despojándolo de 2 mil 500 pesos.

Con las botas encima de su cuerpo, tras golpearlo previamente, los policías que detuvieron a Florentino González Cabrera lo insultaron y se burlaron de él, diciéndole que parecían “indios marranos”.

Manuel Bonilla Olmos dio su testimonio: “Soy carnicero y me dirigía a matar un puerco y llevaba 4 cuchillos. Les pedí permiso a los policías que estaban casi enfrente de donde había estado el retén, ya que me dirigía la mueblería La Divina, los policías me dieron permiso de pasar y cuando ya iba llegando a la mueblería me golpearon por la espalda y me tiraron, me quitaron los cuchillos que uso para mi trabajo”.

Cuando estaba sentado enfrente de su domicilio particular, Cecilio Martínez de la Madrid fue perseguido por policías que llegaron de improviso. Incluso le echaron encima una patrulla, lo cual provocó que fuera aventado por el golpe del vehículo, y a la vez se desmayó. Tiene lesiones en su pierna y cadera.

Francisco Teodicio Martínez fue descalabrado en la cabeza por golpes de policías, ya al interior de la patrulla donde lo conducían a los separos de la procuraduría morelense. “Me culpan de que anduve acarreando bombas molotov en una camioneta, pero yo corrí porque vi cuando arrojaban los gases lacrimógenos”.

Todos, los 16 detenidos, se encuentran muy golpeados, con heridas y moretones, por los golpes con tolete, “tienen los pies quemados porque los policías los hicieron caminar sobre las brasas que quedaron de la quema de llantas que usó la gente como barricadas, y sobre vidrios. Más de siete horas después no habían recibido agua, alimentos ni medicamentos, los que se les suministraron hasta que fueron comprados por nosotros”, refieren la Comisión Independiente de Derechos Humanos y el Centro de Derechos Humanos Digna Ochoa, que también recabaron las palabras de mujeres de Xoxocotla.

María Sopeña González apuntó que salió de su casa ese jueves 9 como a las 9 de la mañana acompañada de su hija. Entre 9 y media y 10 escucharon el repique de las campanas de la iglesia de Xoxocotla, y como ésa es señal de alerta en la comunidad, fueron al puente peatonal donde estaba el plantón de pobladores y padres de familia en apoyo al Movimiento Magisterial de Bases de Morelos; ahí vio a otro de sus hijos.


Elementos de la PFP, en una de las casas de Xoxocotla

Recibieron el reporte que los granaderos y policías federales se concentraban en el lugar conocido como Tapalehui, y hacia ese sitio fueron. “Después vimos cómo los reporteros corrieron hacia el llamado de los granaderos, para esto eran como las 2 de la tarde, empezaron los helicópteros a volar muy bajo y a provocar a la población y vimos que se empezaron a preparar, quiero señalar que los reporteros acudieron al llamado de los granaderos pero los que fueron con los granaderos eran de los monopolios del país, principalmente de televisión y que los que para mi son respetables son los de los periódicos que se quedaron con nosotros, porque hasta ellos sufrieron lo que les denunciaré a continuación: eran las tres de la tarde y todos gritaban ‘¡ahí vienen los granaderos!’, entonces mi hijo fue con un amigo a comprar cubrebocas a la farmacia y no llegaba, entonces mi hija me dijo que fuera a buscarlo para andar los 3 todos juntos y ella se quedó al frente con sus amigos a esperar a los granaderos, después ya no los volví a ver”.

Otro testimonial es el de María Luisa Barón Bravo, cuyo esposo Rodrigo Carrillo Sotelo fue detenido cuando venía de trabajar en Temixco, porque es tablajero. Sobre el ataque de los policías y militares, relató:
“Cuando ya estaba el enfrentamiento con 2 mil granaderos empezó la batalla. Nos arrojaron gases de los helicópteros. Con el gas la gente se desmayaba, incluso la que estaba en el mercado local. A los que alcanzaban en la calle los golpeaba la policía. Salí en busca de mi hijo de 15 años y los helicópteros bajaban casi al ras de las casas y nos aventaban los gases. A mi me tocó el gas cerca y me hacía llorar”.

Un aspecto más de la agresión lo contó Eraclia Apolinar Rosas: “Aventaban como pelotitas de plástico contra los cuerpos de la gente y sin ningún respeto nos golpeaban. Eran bolas duras que disparaban desde arriba de los helicópteros y golpeaban muy duro en el cuerpo de la gente”.

A su esposo Gregorio González Cabrera lo sacaron de la casa de su comadre, donde se refugió al ver a los policías e incluso rompieron el portón de la vivienda. Había ido a buscar trabajo.

Gregorio González Dionisio fue sacado de su propia vivienda por los policías para detenerlo, refirió su madre Agustina Dionisio Juárez. Rompieron la televisión de su papá y abuelito de Gregorio.

“Nos rodearon todo el pueblo miles de granaderos. Se metieron a las casas a hacer feo. Tumbaron un portón de la casa a patadas los policías. Aventaron balazos al aire. La gente lloraba por los niños que estaban espantados. Los policías armados le gritaban a la gente que a ver si seguían gritando como perros como lo estaban haciendo en la noche cuando tenían el plantón”, documentó.
Cuando terminó el operativo, dijo que no podía caminar ni respirar debido al ardor de la piel y de los ojos luego de los gases lacrimógenos.

Defensa del agua, el aire y la tierra

No fue la anterior la primera represión a pobladores de esa zona del oriente de Morelos. En mayo de 2007, habitantes de los 13 pueblos en defensa del agua, el aire y la tierra, realizaban una marcha por la autopista y a la altura de Alpuyeca fueron detenidos por policías que golpearon a mujeres y niños, lanzaron gases lacrimógenos y detuvieron a varias personas, igual como ahora, algunos sin tener injerencia en el movimiento.

Los 13 pueblos son los siguientes: Xoxocotla, Tetecalitla, Tepetzingo, Tlaltizapán, San Miguel 30, Santa Rosa 30, Tetelpa, Benito Juárez, El Mirador, Acamilpa, Pueblo Nuevo, Temimilcingo y Huatecalco. Actualmente su lucha más difundida es contra la construcción de un relleno sanitario en la localidad de Loma de Mejía porque, argumentan, estaría sobre un manantial.

Incluso ya hasta se realizó un documental (“13 pueblos en defensa del agua, el aire y la tierra”), a cargo de Francesco Taboada Tabone, con el apoyo de Atahualpa Caldera y Fernanda Robinson, producido por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), estrenado en Cuernavaca el pasado 17 de marzo. Además, obtuvo el Premio “Rigoberta Menchú”, en Montreal, Canadá.

En la cinta hay una frase contundente: “En el futuro en las guerras ya no se pelearán por el petróleo, sino por el agua…En México, esa guerra ya comenzó”. Igual, menciona que el gobierno morelense pretende construir 100 mil casas en el terreno de los campesinos de dicha área. “A él le urge poner las casas porque ahí se va a beneficiar él, no los pueblos”, objeta una mujer, acusando al mandatario Marco Antonio Adame Castillo.

Otro comentario señala que las unidades habitaciones “cuentan 24 horas al día de agua”, mientras en las 13 comunidades del oriente no tienen el vital líquido suficiente, dando prioridad en este aspecto a gente de otros lugares del estado.

Se toca el punto del basurero en Loma de Mejía, proyecto impulsado por el alcalde de Cuernavaca Jesús Giles, de extracción panista, a cargo de la empresa PASA. El campesino Eleazar Vargas manifiesta en la película que se va a contaminar el agua. El alcalde y el constructor de la obra, a su vez, afirman que se va a hacer el relleno sanitario, cumpliendo todas las reglas ambientales.

Pero un investigador advierte que cualquier tipo de contaminación provocada por la obra, de inmediato bajaría a los pozos que hay en el poblado aledaño. Otro académico ejemplificó que sería como poner “el basurero encima del tinaco”.

Habla el presidente municipal de Cuernavaca, asegurando en una reunión en el ejido San Antón, perteneciente a Loma de Mejía, que no se pagó ningún dinero a campesinos para comprar sus predios en la zona de construcción del relleno. A don Benjamín, por cinco hectáreas le dieron 250 mil pesos, contesta otro campesino en entrevista aparte.

Se pasa al terreno de la represión, en concreto se refiere el caso del agente municipal de San Antón, Cristóbal Martínez, agredido el 11 de junio último por presuntos elemento de la Agencia Federal de Investigación (AFI). El testimonio del propio afectado, acusado de “ecoterrorista” y aún hospitalizado al grabar esa parte del documental, dice que le ataron los pies y manos con cinta canela, vendándole los ojos. Uno de los agentes le pegó con un bate de béisbol, otro le aventó piedras en piernas, tobillos y cabeza; “uno de ellos dijo, ya lo matamos, ahora sí nos podemos ir”, recuerda.

Peor suerte corrió Juan Gutiérrez Bernal, asesinado el 13 de junio anterior, al parecer por policías en el paraje Los Cajetes, del ejido Santa María Ahuacatitlán. 
El hostigamiento policiaco continúa, la resistencia también, no sólo están campesinos de los 13 pueblos del oriente de Morelos, sino investigadores y organizaciones sociales y defensoras de los derechos ciudadanos.

Por eso Marco Antonio Tafolla, de Xoxocotla en la entrevista con Radio Trece Noticias sugirió que el golpe represivo del 9 de octubre también tenía el propósito de desmovilizar a los defensores del agua, el aire y la tierra, como localidad principal de los 13 pueblos en lucha, que se contraponen al proyecto inmobiliario y al basurero en Loma de Mejía. (Michoacano).

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