Demanda sentida de trabajadores de la educación al gobernador Leonel Godoy
- Merma física y económica al estar, muchos de ellos, sin recibir su salario desde el año pasado; piden comprensión a la ciudadanía.


En improvisadas cabañas de madera,
la resistencia de sindicalizados
Soportando desde hace tres semanas las incomodidades de vivir prácticamente a la intemperie, con problemas familiares y desgaste no sólo físico sino económico, trabajadores de la educación instalados en el campamento de la Sección XVIII del SNTE afuera de Palacio de Gobierno, esperan respuesta pronta de la administración de Leonel Godoy Rangel a sus peticiones de regularizar su situación laboral, como la contratación y el pago quincenal, según sea su caso, situación comprometida por el mismo ejecutivo michoacano. También rechazan las agresiones ciudadanas en el sentido de que son “huevones”, pues muchos de ellos ya se encuentran laborando, pero acuden a reforzar el plantón ya que consideran justa esta lucha.
Fue a partir del 7 de abril último cuando los sindicalizados determinaron construir casas de madera afuera de la sede del ejecutivo estatal en el centro histórico moreliano, para hacer un plantón al sólo ver largas de la parte oficial a su asunto. Antes se habían instalado de manera móvil afuera de Casa de Gobierno; varios de ellos no han gozado de vacaciones por estar pendientes de una solución definitiva, y casi todos se encuentran “endrogados” al solicitar préstamos de dinero por su cuenta para solventar los gastos familiares. Sólo algunos recibieron recursos, a cuenta de su salario, gestionados por el magisterio michoacano.
En octubre del año pasado, más de 12 mil ciudadanos acudieron a la sede de la Sección XVIII a realizar el examen para acceder al sistema educativo estatal, como parte del Personal de Apoyo y Asistencia a la Educación. De ese total, 180 lograron pasar la prueba e iniciaron los trámites respectivos con el propósito de cubrir las plazas en distintos puntos del estado, como fue comprometido por la representación magisterial a cargo de Artemio Ortiz Hurtado, y las autoridades michoacanas. Hoy es la fecha que no son contratados.
Michoacano consultó a algunos trabajadores de la educación con esta problemática el pasado 22 de abril, en el mismo campamento. Uno de quienes aprobaron la citada prueba y espera su contratación laboral de personal de apoyo, que pidió el anonimato ante eventuales represalias, hasta renunció a su empleo anterior, como taxista, confiado en esta nueva perspectiva laboral. “Desde octubre pasado estamos esperando que el gobierno resuelva y cumpla lo que está firmado en una minuta”, apunta, al tiempo de lamentar su situación familiar -tiene esposa y dos hijos-.
Afortunadamente, dice, su mujer trabaja y gracias a eso pueden pasarla económicamente, aunque de manera austera. “Hay que estirar el poco dinero para los gastos de casa, pagar el traslado hasta aquí, los días que estamos de guardia, y ver las comidas y viáticos”, ya que deben pagar de dos a cinco pesos para ir al baño y hacer sus necesidades fisiológicas, y más gastos, aunque las comidas se ofrecen en la cocina popular instalada en el mismo campamento.
Pero anota que hay compañeros que no tienen trabajo actualmente por haber renunciado a él al pasar el examen, ni reciben ingresos y sus esposas o maridos tampoco laboran, “sólo Dios sabe cómo se están endeudando, y cada día que pasa sin resolverse esto es un suplicio para ellos, que ya cuando les resuelvan, que esperemos sea pronto, ya tendrán una deuda grande, que los va a afectar económicamente; pero ya estamos aquí, ni modo de dar marcha atrás, sería más contraproducente, no nos queda de otra”.
Así mismo, se queja que los medios de comunicación en general “no dicen lo que sucede” con sus casos. Sacan reportes, agrega, “ajenos a lo que realmente vivimos aquí”, pues sólo hacen una o dos comidas, y de manera limitada, al día; padecen el calor, el frío y la lluvia, como la ocurrida la noche del 21 de abril, cuando los improvisados techos de hule fueron desprendidos y eso ocasionó que algunos trabajadores de la educación se enfermaran de calentura, aunque igual se han reportado casos de males por estrés debido a su incertidumbre laboral.
“Ellos (algunos medios de información) no hablan de esto, sacan su versión favoreciendo al gobierno, pero no se toman la molestia de estar con nosotros para ver cómo vivimos. En lo personal me gustaría que Carlos Monge (conductor del noticiero del Canal 13 local), que llama por teléfono a funcionarios, que así se molestara para hablar con nosotros, para que se vea nuestra realidad”, puntualiza.
Solicita a la administración estatal el cumplimiento de su palabra, contenida en un acuerdo minutado con la Sección XVIII. “Nuestra situación es complicada, y es más curioso que lo que dice el gobernador de que va a crear fuentes de empleo y nosotros estamos esperando esa fuente de empleo y no la da, además es algo que ya está comprometido, y no concuerda con las declaraciones que hace de que Michoacán trabaja, y teniendo la oportunidad de hacerlo, no lo hace”.
Otra situación es la de una mujer que resultó seleccionada con una plaza de personal de apoyo en octubre de 2008, radicada en Apatzingán, sostén económico de su madre, ya de la tercera edad, y que igual pidió el anonimato. Ella dimitió de su antiguo trabajo a partir del 1 de enero anterior, confiada en que ya se regularizaría su pago quincenal.
Sin embargo, ya se terminó el recurso producto de su liquidación laboral y pago de aguinaldo, “estoy en números rojos y disponiendo de préstamos”, debido a los gastos realizados en traslado, de Apatzingán a Morelia cuando le toca guardia en el campamento, generalmente una vez por semana, pues la vigilancia es de 24 horas en su caso.
“Hago una invitación al señor gobernador a que nos apoye en esta situación, nosotros no estamos pidiendo algo que sea imposible, es algo que ya nos hemos ganado, porque hubo una convocatoria, hubo un acuerdo previamente firmado, estipulado en una minuta, y a veces vemos en televisión declaraciones de Leonel Godoy, de Aída Sagrero (secretaria de educación), que dicen que desconocen este movimiento, que es ilegal, que ellos no lo van a reconocer, pero si hay un documento firmado no tienen porque ahora retractarse”, indica.
Reforzando el anterior comentario, una fémina quien se reservó su nombre, indica que en enero pasado les fueron recibidos por las autoridades educativas sus respectivos documentos acreditándolos como susceptibles de basificación, en su caso, de personal de apoyo, “y ahora no entiendo por qué el gobierno dice que es ilegal”.
Y añade: “yo me enteré de esta convocatoria porque estaba un papel pegado en las oficinas de la secretaría de educación, si fue algo ilegal ¿por qué ellos permitieron que se pegara este tipo de documentos?”.
Ella es casada, con hijos, y el gasto familiar ahora corre a cargo de su esposo, lo cual no deja de ser complicado “porque en estos tiempos un sueldo no alcanza”, y para solventar los gastos de transporte y otros relativos a la lucha sindical, ya recurrió a préstamos económicos, pues tiene desde octubre sin recibir remuneración alguna.
Demandan regularizar su situación;
ya queremos trabajar, su clamor
También pidió la comprensión de la sociedad moreliana. “Que la gente entienda por qué estamos aquí. Pasan, nos insultan, pero no sabe las razones de nosotros; que tenemos hijos, y tenemos que aportar algo a nuestras casas. Ahora, he visto que no somos el único sindicato que le pide algo al gobierno, hemos visto huelgas de los mismos trabajadores del estado, y yo siento que aquí el problema es del gobierno que no ha sabido gobernar ni cumplir todo lo que dijo en campaña”.
Una persona más que accedió a hablar con este medio a condición de no mencionar su identidad, se presentó cumpliendo tareas de madre y padre de familia al mismo tiempo, “y tenemos que llevar la comida, vestir y calzar a nuestros hijos”.
Además, es comerciante de donde obtiene hasta el momento sus únicos ingresos de dinero, pero debe estar en el campamento magisterial a la espera de ver que la administración de Godoy Rangel “cumpla algo que nos hemos ganado legalmente”.
Las circunstancias cambiaron para otro varón, igual en el anonimato por temor a represalias, y parte de las 180 personas que en octubre último aprobaron el examen de selección para personal de apoyo. Desde aquel mes renunció a su anterior empleo, con el que mantenía a su esposa y tres hijas (dos en secundaria, otra en primaria), mientras el salario de su cónyuge servía entonces a gastos pequeños; pero ahora es el del sostén de la familia.
“Al sindicato le diría que le siguiera echando ganas, al gobierno del estado que entienda que somos muchas las familias que necesitamos trabajar, yo no estoy aquí por gusto, ni creo que nadie, no es muy cómodo, no me considero flojo, como dice, con otras palabras, la gente que pasa por aquí; yo ya quiero estar en mi centro de trabajo, es lo único que le pido al gobierno, que él mismo se comprometió a dar estos recursos, que se necesitan en las escuelas. Ya quiero que me den mi escoba, mi material para arreglar la escuela que me toque, porque yo califiqué para intendencia, yo no quiero estar en un plantón, yo quiero estar trabajando, no quiero estar bloqueando, no quiero que me insulten, y si el gobierno en realidad quiere el bienestar para la gente, que dé a la escuela el recurso humano que necesita, que nos dé a nosotros el trabajo que necesitamos y que él se comprometió a darlo”, demanda.
En otro caso se encuentra una mujer, también reservándose su nombre, que tiene detenido su trámite por incremento de horas en su clave en el sistema de Niveles Especiales en Morelia, y no ha podido recibir su nuevo pago.
De igual manera, descalifica las agresiones verbales de algunas personas que pasan por la avenida Madero, la principal de la capital michoacana, donde tienen instalado su campamento con improvisadas casas de madera, de que son “huevones, no trabajan y sí quieren cobrar”, pues los hace sentirse mal, “lo que queremos es que el gobierno nos resuelva y nos quitamos de aquí, y tampoco me parece que nos insulten porque en algún momento pueden estar en la misma situación”.
Un joven, soltero, tiene desde septiembre de 2008 sin cobrar regularmente su remuneración quincenal, pese a estar ya trabajando en un centro escolar de Zitácuaro; falta el trámite de autorización de su clave, en el sistema de Niveles Especiales. Hasta el momento ha sorteado la falta de pago gracias a sus padres; sin embargo, el traslado de su escuela al campamento en Morelia y otras actividades, van mermando sus posibilidades económicas.
Él fue del personal que en diciembre pasado, la víspera de la navidad, estuvo junto a integrantes del comité de la Sección XVIII del SNTE gestionando la posibilidad de un préstamo de dinero por la parte gubernamental, el cual a final de cuentas los funcionarios “se dignaron a firmar un cheque”, que le sirvió para liquidar deudas atrasadas, aunque ahora ya contrató nuevos créditos.
Tampoco se considera flojo, como dicen varias personas al pasar por el plantón, pues en su caso se encuentra laborando en Zitácuaro, y cuando otros de sus compañeros lo cubren en su escuela, se traslada a las actividades del movimiento en exigencia del cumplimiento de compromisos minutados con la gestión del perredista Leonel Godoy.
Refiere que no es fácil estar soportando desde insultos hasta las inclemencias naturales, como el calor sofocante, el sol quemante, y la lluvia perjudicial que se cuela por sus improvisadas chozas de madera y hule.
“Esta lucha de la Sección XVIII la considero justa; sin embargo, la otra parte de maestros que nos critican pareciera ser que ellos no tuvieron un inicio, y que no tuvieron necesidades como las estamos viviendo nosotros. También ha habido gente que dice que mejor nos tiren una bomba para que nos retiremos de aquí, que nos desalojen, que viene a gritarnos, con palabras obscenas, que nos retiremos, y cuando me ha tocado volantear he recibido insultos. Estamos por necesidad, y hay mucha gente que no lo ve así”, puntualiza, quien pidió el anonimato.
Laborando en un centro de trabajo por la salida a Charo, municipio aledaño a Morelia, otra mujer de Niveles Especiales que omitió su identidad ante cualquier represión oficial, sólo ha recibido un préstamo financiero del gobierno estatal, y desde hace más de seis meses no recibe su sueldo, ya devengado.
Tiene esposo y un hijo que requiere atención y gastos en pañales, leche y demás productos, y sigue trabajando por las tardes, mientras en las mañanas se da tiempo para estar en el campamento magisterial, instalado afuera de Palacio de Gobierno a partir del pasado 7 de abril.
“Invito al gobierno que se ponga a pensar la situación en que estamos, dicen que estamos sin trabajar, no es cierto, sí estamos trabajando en un horario, y en la actividad en otro horario, y le pido que se ponga a negociar para que ya nos dé solución”, concluye.
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