jueves, 28 de mayo de 2009

La evaluación en el contexto de la educación pública

José Casillas (ichcatl43@hotmail.com)

La evaluación educativa dentro del proceso educativo, no puede tener como único insumo los exámenes, mucho menos cuando los resultados de éstos, se utilizan para evidenciar públicamente a las "malas" y las "buenas" escuelas, a los "buenos y malos profesores", a "los mejores y peores alumnos", y que al final de cuentas sirven para cumplir los compromisos establecidos por los gobiernos con los organismos internacionales de crédito tales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y no, para elevar la calidad educativa.

Esta situación ahonda muchas veces la discriminación y el rechazo de los alumnos que obtienen resultados más desfavorables, esto ocurre a veces, por el interés de mantener entre escuelas y profesores un "prestigio" y "status" frente a la competencia a la que estamos sometidos. Así, tales resultados en lugar de que sirvan para que los padres seleccionen escuelas, se utiliza para que las escuelas seleccionen alumnos (Avilés, 2007).
Distingamos los conceptos de evaluación, calificación y medida. El término evaluación es el más complejo y amplio de los tres, pues es inherente a toda actividad humana intencional, por lo que debe ser sistemática y su objetivo, es determinar el valor de algo (FICH, 2007). 
El concepto de calificación  está referido exclusivamente a la valoración de la conducta de los alumnos (calificación escolar). Calificar es una actividad más restringida que evaluar. La calificación es la expresión cualitativa: apto/no apto; cuantitativa: 8, 9, 10, etc., del juicio de valor que emitimos sobre la actividad y logros del alumno. En este juicio de valor se expresa casi siempre el grado de suficiencia o insuficiencia, conocimientos, destrezas y habilidades del alumno, como resultado de algún tipo de prueba, actividad, examen o proceso  (FICH, 2007). 
La evaluación es un proceso que implica recoger información para interpretarla en función de ciertos parámetros y contrastes para emitir un juicio de valor y tomar decisiones. En tanto la evaluación busca información para emitir juicios de valor, la investigación busca producir conocimiento.
Por lo general la evaluación se ha venido aplicando al rendimiento de los alumnos, a los contenidos referidos a conceptos, hechos, principios, etc., adquiridos por ellos en los procesos de enseñanza, cuando la evaluación se ha extendido a otros ámbitos educativos: actitudes, destrezas, programas educativos, materiales curriculares didácticos, la práctica docente, los centros escolares, el sistema educativo en su conjunto y la propia evaluación. 

Funciones y esencia de la evaluación

La evaluación se puede tipificar según su finalidad y función. La función formativa de la evaluación se utiliza preferentemente estrategia de mejora y para ajustar sobre la marcha, los procesos educativos de cara a conseguir las metas u objetivos previstos. Suele identificarse con la evaluación continua. 
Es evidente que la función de la Evaluación Nacional de Logro Académico en los Centros Escolares (ENLACE), el Examen de la Calidad y el Logro Educativo (EXCALE), el Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA), y el Examen Nacional de Ingreso a la Educación Superior (EXANI), no son formativos, sino sumativos.
La función sumativa, se aplica más en la evaluación de productos, es decir, de procesos terminados, con realizaciones precisas y valorables. Con la evaluación no se pretende modificar, ajustar o mejorar el objeto de la evaluación, sino simplemente determinar su valía, en función del empleo que se desea hacer del mismo posteriormente. En este sentido, los exámenes en este país, los utiliza el gobierno para conocer ciertos productos para legitimar el sistema educativo y someternos a sus designios.
Por la extensión de la evaluación ésta puede ser global y parcial. La global, abarca todos los componentes o dimensiones del alumno, del centro educativo, del programa, etc. Se considera el objeto de la evaluación de un modo holístico, como una totalidad interactuante, en la que cualquier modificación en uno de sus componentes o dimensiones tiene consecuencias en el resto. 
La evaluación parcial pretende el estudio o valoración de determinados componentes o dimensiones de un centro, de un programa educativo, de rendimiento de un alumno, etc., por su extensión ENLACE es más una prueba parcial que global, pues solamente atiende ciertas asignaturas y ámbitos del conocimiento.
Los agentes evaluadores determinan si la evaluación es interna o externa. La primera es aquella que se promueve por los propios integrantes de un centro, un programa educativo, etc.; ofrece además, diversas alternativas de realización: autoevaluación, heteroevaluación (una actividad, objeto o producto)  y coevaluación (evaluación mutua).
La evaluación externa se utiliza  cuando agentes que no forman parte de un centro escolar o de un programa evalúan su funcionamiento, generalmente se trata expertos o personas con ciertos conocimientos técnicos. Estos dos tipos de evaluación son muy necesarios y se complementan mutuamente. En este caso ENLACE, EXCALE y PISA, son exámenes estandarizados con dificultad para  definirlos como evaluación externa, pues si bien es cierto que está diseñada por expertos de una empresa privada que ha devengado hasta el momento unos 3 mil millones de pesos, no está elaborada ex profeso para un centro de trabajo o programa, sino para miles de escuelas, alumnos y profesores.
Por el momento en que se aplica la evaluación se puede distinguir la evaluación inicial, la procesual  y la final. Los exámenes ENLACE, EXCALE y PISA pueden ubicarse  como exámenes de proceso  que recogen datos para luego hacer valoraciones, son como una fotografía momentánea de la realidad que se presta a sesgos y yerros graves. 

Evaluación versus examen

Dentro de los significados más frecuentes que se le dan a la evaluación están que se le asocia con los exámenes, y estos son considerados instrumentos de poder, que reflejan un estilo de enseñanza conservador y autoritario, que produce secuelas negativas en el desarrollo de los alumnos.
Los juicios de valor sobre los alumnos y maestros de grupo se basan en una información muy elemental, es decir, que la tendencia en la práctica evaluadora es la de reducir el espectro de las informaciones y por lo tanto sobresimplificar los juicios de valor.
Es común que los instrumentos de evaluación se usen con fines diferentes para los que fueron diseñados: altas calificaciones como premios y las bajas calificaciones como castigo, o también para señalar centros de trabajo y marginarlos de otros con mayor nivel de aprovechamiento escolar, de esta forma los exámenes son instrumentos de control disciplinario y mecanismos de presión extraescolar.
Los instrumentos de evaluación que habitualmente se diseñan se refieren a un número muy reducido de competencias cognoscitivas, muchas veces reducida a la memorización comprensiva por ejemplo, lo cual deja de lado un conjunto importante de procesos y competencias involucrados en el aprendizaje que por lo tanto debieran ser objeto de evaluación.
Dentro del ámbito magisterial, los significados más frecuentes que se asocian a los exámenes son muy parecidos a los que se le da a la evaluación: a) control externo, b) función penalizadora, c)  cálculo del valor de una cosa, d) calificación, e) juicio sobre el grado de suficiencia o insuficiencia de determinados aspectos (ELOLA y TORANZOS, 2000). Estas ideas relacionadas con la calificación propia del ámbito escolar, han contribuido a la generación de un conjunto de estereotipos que dificultan la práctica evaluadora.
Los exámenes para alumnos y maestros en servicio se enmarcan en un plano que se puede denominar normativo. Es decir, en el deber ser que define un modelo ideal  y estandarizado por la SEP y que se constituye en el referente evaluativo central cuando es solamente un instrumento. 
Los significados incompletos de la evaluación rechazan en los hechos su sentido constructivo, como una opción para revisar el proceso de enseñanza y aprendizaje, para incidir directamente en la toma de decisiones en diferentes ámbitos de la escuela y la sociedad.
Los agentes educativos estamos obligados a considerar la evaluación como una herramienta fundamental para mejorar la calidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje, no la debemos eludir, aunque nuestra práctica pedagógica se caracterice por una débil cultura de la evaluación, que le confieren a ésta un sentido obligatorio y de escaso o nulo valor pedagógico. 
El sistema educativo requiere ser evaluado de tal forma que sirva para la búsqueda de indicios, la toma de datos y su análisis minucioso, con criterios de evaluación bien establecidos que atiendan lo sistemático y global  del proceso evaluatorio que permita en todos los niveles hacer juicios de valor y tomar decisiones acertadas que permitan democratizar la educación en la escuela, en la zona, en los estados y el país. 
La evaluación cubre distintas funciones que se complementan entre sí y que no se presentan de manera pura en la realidad. La función simbólica está presente porque los procesos de evaluación transmiten la idea de fin de una etapa o ciclo; se asocia con frecuencia la evaluación con la conclusión de un proceso, aun cuando no sea este el propósito y la ubicación de las acciones evaluativos.
La evaluación también cumple una función política, pues es un instrumento central  para dar soporte a los procesos de toma de decisiones del gobierno. Otro argumento de su función política, es que adquiere un rol sustantivo como retroalimentadora de los procesos de planificación y la toma de decisiones sobre la ejecución y el desempeño de los programas y proyectos.
La evaluación es tal, si tiene una función de conocimiento y se transforma en herramienta que permite ampliar la comprensión de los procesos educativos complejos para que contribuya a la producción de conocimiento y a la comprensión científica del hecho educativo. 
A partir del acuerdo cupular denominado Alianza para la Calidad de la Educación (ACE), en el discurso gubernamental, aparece en primer plano el desarrollo de competencias; sin embargo, para la evaluación educativa éstas tienen un carácter secundario, ya que no forman  parte de los objetivos centrales de la acción evaluativa, los procesos de evaluación a través de sus exigencias técnicas y metodológicas desempeñan una importante función en términos de promover el desarrollo humano integral y no la explotación, la barbarie capitalista y el sometimiento de unos pocos sobre muchos.
Para darle viabilidad pedagógica y social a la evaluación, sus resultados deben  incrementar el desarrollo de dispositivos técnicos valiosos y a veces poco estimulados habitualmente: práctica sistemática de observaciones y mediciones, de registro de información, de desarrollo de marcos analíticos e interpretativos de la información, de inclusión de la información en los procesos de gestión, de desarrollo de instrumentos para la recolección de información, entre otros. (ELOLA y TORANZOS, 2000).
La evaluación para que sea viable social, pedagógica y técnicamente debe tener un sentido y fines claros, sean éstos de diagnóstico, pronóstico, selección y acreditación, estas finalidades no necesariamente son excluyentes. Para quienes mantenemos una posición crítica frente al sistema de opresión, el fin de los exámenes diseñados, impulsados y financiados por los poderes fácticos del mundo, están bastante claros.
Dentro de cualquier proceso educativo, se debe diferenciar con claridad la evaluación: a) de los aprendizajes, b) de las instituciones, c) del sistema educativo, y d) de los programas y proyectos. En ese tenor la certificación de competencias a las que somete ya el gobierno federal  a los trabajadores de la educación, se concibe como un instrumento ilegítimo, antidemocrático, alejado de los intereses populares y cercano al poder de los capitalistas y su instrumento, el charrismo sindical.
Cuando se evalúan los aprendizajes, por lo general en un lado están los "expertos" y por el otro los profesores frente a grupo, que no tienen relación directa con el diseño, con la captación de datos y su posterior interpretación, de tal forma que cuando se presentan los resultados, éstos casi siempre se toman como ajenos y alejados de la realidad.
Para que los procesos de evaluación funcionen y se aprovechen, es menester que el Estado mexicano aporte financiamiento a la educación, tal como lo recomienda la UNESCO, del 8 hasta el 12% del Producto Interno Bruto, de tal forma que las escuelas puedan sostenerse y desarrollarse: aulas y anexos adecuados y suficientes; salarios dignos para los trabajadores de la educación; un rango alumno-maestro adecuado a diferentes contextos y necesidades particulares de cada grupo escolar; capacitación de calidad para los docentes y el impulso de procesos democráticos, horizontales y humanos en la escuela pública frente a este modelo educativo privatizador, alienante y perverso.
Hoy, está en juego la sobrevivencia de la escuela pública, los resultados de los exámenes contra natura aplicados a alumnos, docentes y directivos de las escuelas públicas, se toman como sinónimo de evaluación educativa y utilizan para justificar la contrarreforma educativa aprobada en la Cámara de Diputados que de concretarse, acelerará la pérdida paulatina de la educación pública frente a la educación privada y la extinción de este bien público llamado educación.

Participación del autor, integrante del Movimiento de Bases Magisteriales (MBM) de Jalisco, en el Foro en Defensa de la Educación Pública, celebrado el pasado 25 de abril en Guadalajara.

Fuentes citadas:

AVILES, Karina (2007).  "Advierten sobre efectos perversos de evaluaciones" en: diario La Jornada, México,  17 de octubre. 

AVILES, Karina (2007). "Enlace no tiene salvación y profundiza el retraso educativo: Fuentes Molinar", en diario La Jornada, México octubre.

CASILLAS, José (2000). Animación cultural con niños wixaritari de Mezquitic y Bolaños, Jalisco, Diagnóstico, proyecto y primeros resultados. Tesis de Licenciatura en Educación, UPN, Zapopan. 

ELOLA,  Nydia y TORANZOS, Lilia V. (2000) "Evaluación educativa: Una aproximación conceptual". Buenos Aires, en: http://www.oei.es/calidad2/luis2.pdf consultada el 11 de noviembre de 2007.

FUNDACION INSTITUTO CIENCIAS DEL HOMBRE, FICH (2007). "Funciones y Tipos de Evaluación" en:http://www.oposicionesprofesores.com/biblio/docueduc/LA%20EVALUACI%D3N%20EDUCATIVA.pdf, consultada el 12 de noviembre de 2007.

POY SOLANO, Laura. "Enlace sólo pone en evidencia el rezago social: expertos". Diario La Jornada, octubre de 2007.

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